Legendario puerto de cabotaje, por el cual se exportaba casi todo el henequén que se producía en el estado a principios del siglo XIX. Su calurosa sonrisa está en sus playas, y por supuesto, en sus exóticos escenarios naturales.
Las bellas aves migratorias, como el pato canadiense, que arriban puntuales cada año buscando el cobijo de los tranquilos mares de Sisal, le dan la bienvenida.
Su valor histórico no solo data de los tiempos prehispánicos, sino que también conserva edificios representativos de la época colonial en el centro del puerto, como la Aduana Marítima, el Fuerte de Santiago "El Castillo" y el Faro, La casa de la emperatriz Carlota Amalia y los cañones ubicados en el parque central que son testigos de la defensa contra los piratas en la antigüedad.
Entre los atractivos que Sisal le ofrece se encuentra un ojo de agua escondido entre la selva baja de El Palmar, donde uno puede nadar cuando no está presente el cocodrilo. Existen también dos miradores construidos con troncos desde donde se pueden apreciar las numerosas especies de aves que habitan en zonas cercanas a la ciénega así como el "bosque petrificado" y esplendorosos atardeceres. Algunos habitantes que conocen la ruta, le pueden guiar hacia restos de edificaciones mayas que se encuentran dentro de la reserva El Palmar. En las zonas aledañas se encuentran arrecifes de coral ideales para practicar snorkel o buceo SCUBA. También se pueden disfrutar de paseos en lancha y de la pesca.
Aquí también son dignas de visitar, las fortificaciones que los antiguos moradores del puerto edificaron para protegerse de las incursiones de los terribles piratas.
Definitivamente, visitar la costa yucateca es dejarse sorprender y consentir por sus encantos; es saturarse de aire limpio y de aguas transparentes y tranquilas.